julio 21, 2012

Los periodistas de la patria

Esta semana fueron los periodistas de la patria los que me sacaron la reputa piedra. 
Pero yo abrí este blog para aprender a escribir sin rabia y además yo a los periodistas los quiero mucho. Hasta demasiado, a ratos. Entonces, trataré de explicar con calma por qué me pareció mal la actitud casi unánime contra los indígenas del Cauca, dizque porque irrespetaron y humillaron a la autoridad.
Los héroes de la patria desplazados unos cuantos metros, previa advertencia de que los aborígenes, los habitantes milenarios, los dueños de esos predios, históricamente desplazados a bala por toda clase de salvajes, legales e ilegales,  se cansaron de servir de escudos humanos en una guerra que no les corresponde: insoportable.
Hay que ver los editoriales en tono perentorio de los periodistas de la patria ante la conmovedora imagen de un pobre soldadito llorando a moco tendido porque no lo dejaron echar bala, hay que ver la referencia permanente a la infiltración terrorista en el movimiento indígena contra la guerra, hay que ver la arrogancia y el irrespeto con el que entrevistaban a los representantes de los pueblos aborígenes y la obsecuencia y las reverencias ante los generales. 
Hay que oír el doloroso silencio ante el asesinato y el maltrato de los insurrectos, desarmados, cuando finalmente el presidente escuchó las exigencias del pueblo colombiano, que escupían ultrajados los periodistas de la patria.
¿De veras creen que el ejército de los falsos positivos necesita solidaridad y motivación para echar bala, en vez de fiscalización y control?

El verdadero problema es que en Colombia admitimos la guerra como una fatalidad. Somos el único pueblo feliz de pagarnos un ejército que nos combate a nosotros mismos. Nos parece normal, y aplaudimos, la barbarie de los bombardeos,  sobretodo cuando matan unos cuantos narcoguerrilleros, aunque sepamos que la mayoría de ellos son jóvenes movilizados a la fuerza. Como los soldados. De los mismos indios que somos todos. 
Somos felices matando a nuestros hijos dizque para que los hijos de los gringos  no se maten consumiendo droga. Matando a nuestros hijos y arrasando nuestra tierra por una mentira tan absurda: si de verdad quisiéramos hacerle la guerra a las drogas, estaríamos bombardeando New York.

Los periodistas de la patria también juegan a la guerra. Mantienen a la gente convencida de que es inevitable; que hay buenos y que hay malos; héroes y villanos; que estamos avanzando o reculando. Como si no estuviéramos simplemente zambullidos en la mierda.
Estoy diciendo obviedades, ya sé. Por eso, a ratos, los periodistas me sacan la reputa piedra.






PS: He recibido varios comentarios negativos por la generalización de mi crítica. Pensé que sería clara la referencia periodistas 'de la patria' en cambio de periodistas, porque pienso que a la palabra 'patria' la han manoseado mucho para legitimar toda clase de desafueros en su nombre.
Pero evidentemente mi referencia no era clara así que presento mis disculpas a los periodistas, que son pocos, pero muy importantes.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario